domingo, 10 de noviembre de 2013
Luis Landero. Hoy, Júpiter.
De pronto Tomás sintió el roce punzante de una sensación olvidada desde hacía mucho tiempo: la evidencia inefable de que la vida es de por sí hermosa (la vida así sin más ni más, el mero prodigio de existir), intolerablemente hermosa, y otra vez se preguntó por qué a la gente le cuesta tanto ser feliz.
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...y sintió la presencia física del silencio cuando los susurros cesaban y quedaba flotando en el aire la pesadumbre de lo ya irremediablemente dicho y el presagio de las palabras que venían por los caminos del pensamiento pero que no habían sido todavía pronunciadas.
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