martes, 6 de diciembre de 2016

Fray Luis de León. Odas.

Sierra que vas al cielo
altísima, y que gozas del sosiego
que no conoce el suelo,
adonde el vulgo ciego
ama el morir, ardiendo en vivo fuego:

recíbeme en tu cumbre,
recíbeme, que huyo perseguido
la errada muchedumbre,
el trabajar perdido,
la falsa paz, el mal no merecido.
...

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Eduardo Mendoza. El asombroso viaje de Pomponio Flato.


Rió el tribuno y dijo:
- Por Júpiter, Pomponio, a tu edad, ¿todavía crees que hay algo nuevo bajo el sol?
A lo que respondí:
- Sí. Yo.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Walden. Henry David Thoreau.


Abandoné los bosques por una razón tan buena como la que me trajo a ellos. Me pareció que quizá tenía otras vidas que vivir y que no podía dedicar más tiempo a esta. Es llamativa la facilidad e insensibilidad con la que tomamos un determinado camino y lo convertimos en un sendero trillado. No llevaba en Walden ni una semana y mis pisadas ya habían establecido una senda desde mi puerta hasta la orilla de la laguna, y 5 o 6 años después aún es visible. Aunque sospecho que otros hayan podido seguirla y contribuido así a mantenerla despejada. La superficie de la Tierra es frágil e impresionable a las pisadas de los hombres, y lo mismo sucede con los senderos de la mente. ¡Qué deteriorados y polvorientos deben estar los caminos del mundo y qué profundos los surcos de la tradición y el conformismo!

jueves, 22 de septiembre de 2016

Juan García Hortelano. El gran momento de Mary Tribune.




Al fondo, gemidos.
Arrastrando la pierna, me proporcioné una botella de ginebra, me tendí en la terraza y me dediqué a ensoñar la añorada soledad, que, en unas horas, recobraría. Mis costumbres pequeñas y obscuras. Mis indecisiones, libres, aunque me llevasen al aburrimiento. El silencio y la penumbra de las largas tardes. La irrealidad y Tub. Estaba comprobado, una vez más, que sólo se puede convivir con quien se ama verdaderamente, con quien se conoce, se respeta y se protege. Con uno mismo.
...

Pretendía confesarle, sentado en los escalones de la puerta balcón, que toda elección contraría nuestra tendencia a la promiscuidad, que, al discriminar, se aparta mucho más de lo que se acoge y, sobre todo, se acrecienta esta otra humanísima tendencia a la soledad eterna. Quien ama a una sola mujer -y bien sabía yo que no existe mayor narcisismo- comienza a cogerle el gusto a la muerte.
...
 
-Dime que haremos posible otra nueva vez estar juntos y ser felices.
La felicidad, como siempre había sabido y en tantas ocasiones olvidado, era una de esas entelequias que no provienen del prójimo. Condescendí a explicárselo.
-Yo no quiero ser feliz, Mary. Yo lo que necesito es calmarme.

lunes, 7 de marzo de 2016

Vladimir Hernández. Sueños de interfaz.


Tal vez nunca sabré cuándo mi compasión se transformó en amor, o cuándo mi orgullo se convirtió en sacrificio; pero, por encima de todas mis dudas, una cosa sí tengo clara: necesitamos el desafío de otras almas para salvarnos de nosotros mismos.

lunes, 15 de febrero de 2016

Nic Pizzolatto. Galveston.


Me he dado cuenta de que toda la gente débil comparte una obsesión básica: una fijación por la idea de la complacencia. Vayas donde vayas, los hombres y las mujeres son como cuervos atraídos por objetos resplandecientes. Para algunos, los objetos resplandecientes codiciados son otras personas, y antes de caer en esto, más te valdría hacerte adicto a las drogas.
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Me dí cuenta de lo sólo que estaba ese chaval, y me hizo pensar en mi propio pasado. Él todavía no había aprendido a sobrellevarlo. Pretendía renunciar a cosas que en realidad ni siquiera poseía.

viernes, 15 de enero de 2016

Silencio de Blanca. José Carlos Somoza.


Me sumergí en el primer Nocturno, opus 15, hasta regresar a mi infancia, pero en silencio. No puedo decir nada de mi infancia -¿y quién puede?-: la felicidad no estaba inventada; las lágrimas eran gotas vacías; había dolor, y juego, y soledad.
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Todos caemos, pero mi abismo es particularmente solitario. Apenas conozco seres; conozco hermosas postales, Me he dedicado demasiado a cultivar esos momentos que otros guardan en el recuerdo; me empalago de situaciones inolvidables. A mi alrededor han tomado forma, excesiva forma, esas ideas que los poetas dejan de lado cuando finaliza la inspiración para dedicarse al vivir diario. Pero llega un momento en el que la poesía es inútil y la música no puede llenar todas las necesidades: entonces es preciso hallar sentimientos para aliviar la soledad.
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Cuánto la quise en aquel instante y qué felicidad descubrir con violencia que la soledad, después de compartir un momento así, ya siempre será imaginaria (descubrirlo y olvidarlo, como un relámpago).
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Mis nervios parecían sinceros: iba a verla, por fin, tras una espera infinita. Un encuentro es la única forma de unión: todo lo demás, aún la convivencia, nos separa.