
Me he dado cuenta de que toda la gente débil comparte una obsesión básica: una fijación por la idea de la complacencia. Vayas donde vayas, los hombres y las mujeres son como cuervos atraídos por objetos resplandecientes. Para algunos, los objetos resplandecientes codiciados son otras personas, y antes de caer en esto, más te valdría hacerte adicto a las drogas.
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Me dí cuenta de lo sólo que estaba ese chaval, y me hizo pensar en mi propio pasado. Él todavía no había aprendido a sobrellevarlo. Pretendía renunciar a cosas que en realidad ni siquiera poseía.