lunes, 18 de marzo de 2019

Lejos del corazón. Lorenzo Silva.



Hay cosas que dejan de ser porque simplemente no debían seguir siendo y respecto de ellas tan inoportuno es el rencor como cualquier forma que añoranza. El transcurso de los años me había persuadido de cargar con una mochila ligera y de llevar en ella sólo lo que me gratificaba, sin guardar de los descalabros más que las lecciones provechosas que me habían deparado.
...

No me veo yendo a vivir con ella, poniéndole mi mundo a los pies, construyendo mis días alrededor de ella. Y de ella ni de nadie. De más joven pude hacerlo; a lo mejor lo hice, o a lo mejor me engaña la memoria y eso no he podido hacerlo nunca. Hay algo que me llama a estar solo, o si acaso con quien sepa aceptar la soledad como yo la acepto y la he aprendido.

domingo, 3 de febrero de 2019

Marco Aurelio. Meditaciones.


El corto espacio de tiempo que te queda por vivir no lo malgastes en pensar en
los asuntos ajenos, a menos que esto sea un bien para la sociedad. No podrás
ocuparte de lo que otro hace y por qué lo hace, de lo que dice o piensa, de las intrigas
que trama o de otra cosa cualquiera por el estilo, so pena de faltar a alguno de tus
deberes. Obrando de este modo, irías contra tu conciencia y te alejarías del estudio de
esta parte de tu ser que ha sido hecha para dirigirte.
Es preciso excluir de nuestros pensamientos todo aquello que pueda tener un
objeto frívolo y vano, y con mayor motivo lo que solo sea efecto de la inquieta
curiosidad o de una maldad habitual. Acostúmbrate, pues, a pensar tan noble y
rectamente que si de súbito te hicieran esta pregunta: «¿En qué piensas?», pudieras
contestar inmediatamente y con toda franqueza: «Pienso en esto o en aquello», y de
modo que, por tu respuesta, se viera en seguida que tu alma está llena de sencillez, de
bondad, que es digna de un ser destinado a vivir con sus semejantes, de un ser
indiferente a los placeres y, en general, a todo lo que halaga los sentidos, sin odio, sin
envidia, sin rastrera desconfianza y, en fin, de todas aquellas pasiones que te producirían
vergüenza si tuvieras que aceptar que existían en el fondo de tu corazón.
El hombre que es de esta manera, que en todo momento se esfuerza en rivalizar
con los más virtuosos, puede ser considerado como un sacerdote o un ministro de los
dioses, ya que se consagra al culto del ser que reside en su corazón, de ese dios que le
preserva de las manchas de la voluptuosidad, de las heridas del dolor y de los ataques de
la injuria, que le vuelve insensible a la maldad de otro, que hace de él un atleta en el
más noble de los combates, que le protege de todas las pasiones, le concede un tempera-
mento de justicia, le permite aceptar benévolamente los acontecimientos y conformarse
con todo aquello que el destino le depara, sin preocuparse nunca de lo que otro dice o
piensa, no siendo esto de absoluta necesidad al interés público.

jueves, 3 de enero de 2019

León Arsenal. La boca del Nilo.


-En cuanto a la soberbia, eso es para los reyes, Basilides, que solo tienen que llamar a sus funcionarios para que consigan más hombres y dinero para nuevas guerras. Los mercaderes, como juegan con su propia fortuna, nunca la malgastan en vano.
...

-Nadie ama los libros más que yo. Pero también es verdad que cada cual debe vivir su propia vida. El conocimiento es un tesoro y uno ha de adquirirlo tanto de la experiencia propia como de la de los demás. En el equilibrio está la verdadera sabiduría.